jueves, 11 de octubre de 2007



LA HISTORIA DE LILY

Pocos días faltan para el viaje debidamente planeado hace ya varios meses atrás, las horas extra trabajadas , solo falta empacar su traje de baño, nunca lo usa, su temor al mar, mas que por la diversidad de residentes marinos de extremo peligro, es por la sensación que causa en ella la arena mojada cayendo sobre su piel. Pero Vicky Mills cavila, un traje baño diferencia el maletín de un del ciudadano común, no llevarlo le hace sentir que continua trabajando. mil ochocientas libras son un gran ahorro, para una pequeña granjera en un pequeño pueblo al noroeste de Gales, eso pensaba ella, hasta ocurrido el suceso que declinó sus detallados planes de viaje. Lily se accidentó, su ferviente compañera desde hace ya tres años, se enredó sobre el cerco lindante, está en grave peligro una de sus extremidades. Vicky Mills la toma entre sus brazos mientras que Lilly no musita ningún sonido, es envuelta sobre la amplia toalla, que ahora cumple la función de primeros auxilios. Recorre durante 15 minutos hacia el centro, arribando donde se encuentra el único doctor con la capacidad de hacer algo por Lily. Discurre en los recuerdos junto a ella, su manera de mirarla mientras comía, el tiempo no compartido, muchas horas extra piensa Vicky Mills, la toalla se torna de cierto color avinado, Lily sigue sin pronunciar sonido.
Golpea 5 veces la puerta, mostrando increíbles habilidades malabaristas, entre Lily, su brazo suelto, y el difícil ángulo de la puerta del doctor. Tras el vidrio esmerilado vislumbra la silueta imperfecta que se acerca, y poco a poco toma consistencia demarcando el contorno del doctor. La puerta es abierta, sin embargo, con la apremiacion de la situación, los ademanes sonde forma diplomática, siempre hay tiempo para ser diplomático.
Tres Cafés, y cuatro ojeadas después, al enorme y viejo reloj colgado sobre la pared de la oficina-comedor del doctor, inútilmente, puesto que siempre marca la misma hora, desde el día que ella falleció nadie mas dio cuerda al reloj, al doctor dejó de importarle la noción cronológica del tiempo desde ese entonces. ¿Que pasó doctor?, ¿se encuentra bien? Replica Vicky Mills. Está complicada su extremidad, hay que operar unas siete veces, su voz suena como la de cualquier doctor, con la debida insensibilidad que se ha ido acrecentado proporcionalmente a las disecciones realizadas durante treinta años. Hay que amputar, se contesta así mismo, el corte es muy profundo, -haga lo que sea necesario- responde Vicky Mills mas por impulso que con la razón. Ha pasado el tiempo, sin embargo donde el doctor, la hora sigue siendo la misma, se evaporó el itinerario, y el traje de baño fue debidamente sacado de la maleta, las mil ochocientas libras se han ido. Valió la pena tantas horas extras, piensa Vicky Mills. Lily está deprimida, no come mas de lo necesario, ahora solo digiere exclusivamente para una sola de sus extremidades. El tiempo pasa, Vicky Mills sigue trabajando de mas, porque mil ochocientas libras si son suficientes para una pequeña granjera del noroeste de Gales, Lilly es mejor que un perro o un gato, musita a sí misma, siempre ha pensando Vicky Mills de esta manera, mientras mira a Lilly que vuelve a cacarear de la misma manera antes del infortunio suceso del cerco. Salvo que rascarse se ha convertido en una gran odisea.