jueves, 11 de octubre de 2007


DIATRIBA AL PARAGUAS

En días fríos e invernales, de leve o intensa lluvia, surge como camarada fiel de multitudes, el paraguas. Uno de los objetos más estorbosos e incómodos para todo tipo de transeúnte, que cumple mediocremente con menos de la mitad de los objetivos establecidos, al momento de su invención, a su vez, cumple la función de arma punzante, de extremo peligro a los ojos circundantes de la calle. Irónicamente cumple fehacientemente y mucho mejor el bloqueo de los infinitos rayos del dios azteca, que su mismo fin de sostén y aislamiento de las ahogadas mostazas de agua. Los sujetos que traen consigo un paraguas, padecen de una crónica y merma total espacial, de convivencia social, creyendo a sí mismos que son las únicas personas con conocimiento de la existencia del aparatoso objeto. Caminan por la calle careciendo de cualquier grado de subsistencia con las diferentes energías materiales que le rodean. Tiene la gran facilidad de perdida y extravío en los momentos en los cuales podría ser de utilidad, y si por el contrario, antes de atravesar la odisea de caminar por debajo de las pequeños toldos de concreto, que calculadamente trazó a principio de cada esquina ,con el singular fin de calarse lo menos posible ( Obviamente debajo de esos pequeños salvavidas encontrados por usted, le obstaculizará el paso, un individuo poseedor del fastuoso e inútil objeto), el paraguas estará totalmente averiado, sin razón alguna, puesto que es usado por segunda vez, incluyendo el día que lo adquirió, comprado en una pequeña esquina, plagada de comerciantes climáticos, y usted será recompensado por la madre naturaleza por su falta de respeto con lo que ella le brinda, se detendrá instantáneamente ( será proporcionalmente el Incremento de los grados centígrados con el monto de dinero invertido) a cinco metros a la redonda. En vez de protegerlo y permitir a las jovencitas, y señoras más vanidosas de mantener intacto el volumen, estilo, tamaño y forma de su cabello, trabajara como pequeño y no menos efectivo estanque, que será activado justamente en el periodo adecuado, a la decimoquinta vez que intentó incrustar la nimia garfa metálica en el tronco del paraguas, dándose cuenta que se ha roto y tendrá que ser cerrado bajo presión sosteniendo el mango bajo su vientre, recordándole como si fuera poco, su débil y pobre estado físico. quedará igual o mas empapado, si no hubiera escatimado esfuerzos en usarlo. Otro objeto milenario mas, que ha persistido el paso del tiempo, el espacio y del capitalismo, creado como otros tantos mas, con el único fin de entretener y mantener ocupado el tiempo de los individuos. Llueve afuera, la calle se cubre de infinitos sombreros hexagonales negros y de gente herida, salgo a mi balcón, hay que guardar mi virgen y empolvado paraguas, no sea que se vaya a mojar