jueves, 29 de noviembre de 2007

PALOMAS CITADINAS


PALOMAS CITADINAS
Desde la modernidad, con la creación de los bazares y el mercado libre, ha nacido la ciudad, y desde años ancestrales y salvajes, el entorno, con el pasar de los años ha ido mutando de manera exorbitante. La ciudad irrumpió en la cotidianidad y en las costumbres humanas, nuestro habitat cambió, de los tiempos de desgarrar animales vivos con nuestros colmillos, impresionando a nuestra concubina arqueológica, pasamos ingerir comida artificial promocionada por un payaso cabrón con nuestros ínfimos y débiles molares, y en vez de impresionar siendo el líder de la manada, basta con abrir la billetera. ( A donde hemos llegado!!!).
Que el hombre haya llegado y esté como está, es enteramente culpa de nosotros, somos antropófagos sociales, y como si fuera poco destruimos y cambiamos nuestro entorno natural. Las especies y variedad de animales que conviven a diario con nosotros, han sufrido este cambio de degeneración darwinesca. Hace poco caminaba por una plaza, sintiéndome ese hombre de la multitud planteado por Poe, cuando a pocos metros de mí había un sin fin de palomas, deambulando en la misma dirección de todos los transeúntes, por un atisbo, un recuerdo de niñez, decidí correr en marcha a ellas para verlas volar al más mínimo acercamiento. Mientras trotaba al paso que un cuerpo de ciudad , cerveza y cigarrillo puede hacerlo, noté que las palomas no se inmutaban, seguían reunidas en pequeños círculos, hasta se podían seleccionar como distintos grupos sociales humanos.
Era increíble, las palomas parecían rendidas, domesticadas a la ciudad, su instinto lo habían perdido, es mas me atrevo a decir, que su postura fue peyorativa hacia mí, de risa y burla. Pensando que el ruido de ciudad había dejado a las bonachonas palomas citadinas en una sordera momentánea, lancé otro nuevo ataque seudo atlético infantil ( quede física y moralmente destruido con este segundo intento), y no volaron, increíblemente no volaron, mi única reacción fue apartar mi dirección hacia derecha de ellas, como todo alienado y entrenado hombre de ciudad debe transitar en dichas vías de concreto. Que sucedió con esa diáfana e increíblemente blanca paloma mensajera, que enviaba mensajes épicos y románticos de lugar en lugar, realizando la salvedad que con el nacimiento del teléfono y el Internet, ocasionó su jubilación tempranamente, sin nombrar los múltiples homicidios sufridos a ellas por sus asesinos más mordaces, los ventiladores. Esa paloma que simbolizaba la paz, que con su pequeña hoja de olivo enaltecía las virtudes de todos los seres humanos supliéndolos de fraternidad y júbilo. ( de seguro el señor George .W. Bush desconoce este símbolo a toda costa). terminó el tiempo de Romeos y Julietas, y de palomas mensajeras, estamos en un mundo de hombres con traje y maletín, y palomas citadinas!!!!.