martes, 1 de junio de 2010

EL SALMÓN



La noticia conmocionó a todo el pueblo, de un día para otro todo había cambiado. El lugar ya no era el mismo aunque en realidad sí. La anarquía y el caos reinaban por todo el lugar.

Para poder entender este terrible y caótico efecto dominó de circunstancias, hay que remontarse dos días atrás, cuando todo estaba calmo y tranquilo.
El primero en registrar la noticia fue Nahuel, el gobernador del pueblo, Mientras disfrutaba de su café importado y doblemente descafeinado, abrió su diario y observó el “acto en cuestión”.

Decía el titular principal: “¡en 3 días todo acabará!, ¡el mundo de ahora no existirá más!”. Por supuesto, como todo diario de pueblo que se respete tenía impreso el título en letras rojas acompañado de una inmensa foto del Planeta tierra en llamas, en el cual se notaba de forma grotesca el recorte entre el fondo y la forma.

Una gran paranoia se respiraba en el lugar. Laura, la solterona del pueblo no cesaba de llorar y lamentarse por no haber conocido a su príncipe azul y todavía ser casta y pura. Pero la historia puedo ser distinta, si en vez de buscar ese idílico príncipe azul en corcel blanco hubiera aceptado a ese sapo no tan agraciado pero enamorado de ella.

Pero ahora con esta nueva situación cualquier estanco vendría bien. El hecho de saber que el mundo llegaba a su fin, hacía de ella una heroína capaz de atreverse y hacer lo que nunca había hecho. Una femme fatal capaz de todo por amor.

Esa misma actitud contagió a la gran mayoría. Gabriel, el hombre más acaudalado del pueblo, decidió de forma intempestiva abandonar todas sus pertenencias, esas que días antes significaban todo para él. Esas mismas que ahora se convertían en simples objetos nimios y sin ningún valor. ¿De qué servía tener el mejor auto, la mejor casa, el mejor y más grande televisor con la más alta definición y calidad?, cuando en tres días todo llegaría a su fin. Las palabras del diario retumbaban en su cabeza: “el mundo de ahora no existirá más”. Tenía que cumplir su sueño, navegar por todo el mundo sin rumbo fijo. Ser libre y feliz. Decidió partir lo más pronto posible y morir como siempre soñó vivir.

El único que no cambió su comportamiento y actitud fue el pescador al que apodaban “El Salmón”. La gran mayoría le decía así porque siempre pescaba salmones en el río y la creatividad no era el plato más fuerte del pueblo. Otros decían que era por el intenso olor a pescado con el que siempre iba y unos muy pocos porque él igual al salmón, siempre iba contra la corriente.

Después de la noticia, el Salmón no modifico su forma de vivir. Jamás cambiaría esa tranquilidad que ni el mismísimo fin del mundo le arrebataría. Todos los días se levantaba temprano y pescaba unos cuantos salmones. Volvía para comer con su mujer e hijo. Luego contemplaba durante horas la inmensidad, grandeza y fuerza del río. El Salmón no pedía más en la vida, puesto que la vida decía él ya le había dado todo lo que él quería. Un paisaje hermoso, una mujer y un hijo que lo amaban.

La naturaleza lo proveía de todo lo necesario para seguir el día a día. Obviamente el pueblo estaba totalmente en contra del salmón. -No tenía aspiraciones- decían. Sin dinero y poder no se puede ser feliz. Esta era la premisa que seguía el pueblo.
A la mañana, de camino al muelle, el Salmón vio solo caos a su alrededor. Los locales no estaban abiertos. Parecía que nada importaba. Cada persona hacia lo que sentía y quería. Las campanas de la iglesia retumbaban más fuertes que nunca. Las viejas del pueblo rezaban mientras recitaban versículos del apocalipsis. Laura la solterona y tímida mujer, lucía radiante y coqueteaba frente a una gran multitud de hombres que la asediaban.

Unos lloraban desconsoladamente y otros no cesaban de reír, eso si todos con la misma intensidad. Jairo el panadero que no fiaba nunca, regalaba panes sin cesar, enalteciendo su acción. Como si esperase que una fuerza superior lo escuchase y viese sus buenas acciones.

Por alguna extraña razón el Salmón se sintió familiarizado en medio de este caos. Para él, aquel alboroto era el deliro de cada día.
Al llegar al muelle, vio a Gabriel frente a un velero a punto de zarpar. El Salmón le preguntó - ¿Cómo se llama?-, Gabriel no entendió. El salmón replicó – El velero-. Gabriel extrañado contesta -No tiene nombre- A lo cual el Salmón con un tono determinado y fuerte dijo –Don Gabriel, Un velero sin nombre es como un hombre sin rumbo-.

Ha llegado el tercer día y la incertidumbre se apodera del pueblo. Si el mundo se acaba, ¿Cuál es la hora ideal para que esto suceda?, la gran mayoría opinaba, si Dios es misericordioso tiene que ser después de comer. Porque hay que morir con la barriga llena y el corazón contento, sobre todo el corazón, pensaba Laura.
Las campanas de la iglesia fueron absorbidas por un ruido ensordecedor. La tierra empezó a temblar. Dicen que el borracho del pueblo aseguró haber visto a los jinetes arrojando fuego a la tierra.

Todos miraban hacia el oeste, puesto que solo de esa dirección provenían los ruidos. De repente, una inmensa nube de polvo cubrió al pueblo y el ruido se detuvo. Cada segundo parecía interminable. Nadie musitó una sola palabra. Todos pensaban que ya estaban muertos. Todos vieron la misma imagen. Una esfera gigante muy parecida al planeta tierra explotando en llamas. Una voz de tinte celestial y perfectamente ecualizada dijo lo que nadie quería escuchar: “el mundo de ahora no existirá más”.

Detrás de aquella imagen se vislumbró una infinidad de Camiones de la cual Bajó Nahuel rodeado de 12 mujeres que parecían ángeles. En sus ropas cada una llevaba impresa la fatídica imagen publicada en el diario, el planeta tierra envuelto en llamas.
El mundo nunca se acabó. Tampoco el pueblo volvió a ser el mismo. Mientras “Apocalipsis” la nueva bebida se desplegaba entre el pueblo, todos pensaban en qué había pasado con sus vidas. Si este no fue el final,

Entonces, ¿Sería el comienzo de un nuevo sentido?
Esa misma mañana en que el apocalipsis llegó al pueblo de una forma impensada, el Salmón despidió a Gabriel y a su velero “El sentido de la vida” y ahí, contempló al río como nunca lo había visto, repleto de Salmones que con enorme vitalidad nadaban contra la corriente.

Un cuento de Anika Mora Coral y Andrés Beltrán Nossa

lunes, 31 de mayo de 2010

CUIDADO MOSCAS, HAY COMPETENCIA


menú del día 30/05/2010 para los colombianos

1. ENTRADA: una deliciosa mierda con semillas de mierda y bañada en mierdecita.

2. PLATO PRINCIPAL

Una Mierda al horno rebozada previamente en más mierda y con condimientos bien pero bien mierdosos!

3. POSTRE una deliciosa mierdecilla con almibar de las ... mierdas de la sierras

Y este fucking menú es lo que vamos a comer 4 años más. Gracias a todos los pajeros mentales, sin cerebro que hicieron posible esto!

acá les dejo la foto de este Cheff especialidad en hacer todo tipo de MIERDAS!!!!!!!!!