viernes, 7 de marzo de 2008

CHIENS AMOUR




Las personas tenemos la necesidad y capacidad de amar, de sentir que somos importantes para alguien mas, de compartir y manifestar las emociones que cultivamos y se hallan entre nuestro conciente e inconsciente. Sin embargo por miedo al rechazo hacia nosotros mismos y los demás, relegamos y escondemos esta inmensa gamma de sensaciones que embargan a los seres humanos.
Esas determinaciones, riesgos, hay que asumirlos para conseguir lo que queremos, en su mayoría no son fáciles, y tendemos a no realizarlas, para no irrumpir en el tenue equilibrio emocional del triunfo o el rechazo.
En esta constante lucha, se debate la vida de Marcel, enamorado de su vecina, de la casa de enfrente. Un sentimiento gestado apenas cuando él tenía tan solo siete meses de edad, cuando maravillado sale por el balcón y observa a la mujer, que desde ese mismo instante aparcó la mayoría de sus pensamientos diarios. solo se limitaba a comer y suplir sus necesidades mas básicas, y luego se dirigía al balcón a seguir contemplándola silenciosamente. Cuando Marcel, de manera intempestiva creía que era uno de los días más hermosos de su vida, terminó siendo la más grande decepción amorosa su vida.
Su musa yacía desnuda sobre la cama, instantes después, el cuerpo de un hombre, la abrazaba y besaba sin estupor. Esa noche Marcel decidió no comer, ni suplir sus necesidades más básicas, pues la más importante acababa de diluirse.
Pasaron los días y el odio a este invasor fue creciendo hasta puntos insospechados. Pensaba la forma de separarlos, de hacerlos discutir, que él se fuera de una vez por todas de esa casa, de su vida. Pensó múltiples formas de hacerlo, pero nunca las materializó, se conformaba con pensar en el día que simplemente se difuminaría, y ahí él iba a retomar y concentrar todo su amor y confesarlo . llegó mas pronto de lo que él pensaba, además tuvo el placer de ver a este extraño irse sin pena ni gloria de la vida de ella.
Ese mismo día decidido a demostrar todos sus sentimientos, ese inmenso amor hacia ella, algo lo detuvo, recordó, era más difícil de lo que él creía, puesto que el amor de su vida habla y camina sobre sus esbeltas piernas, mientras él, simplemente maúlla desde el otro balcón recostado sobre sus cuatro patas.

Consacré á Sofia